Esculturas, parques y, sobre todo, un paisaje único en Buenos Aires es lo que ofrece Puerto Madero. Visitamos junto a dos turistas ingleses este barrio que maravilla tanto a extranjeros como argentinos.
Conocer Puerto Madero era la propuesta, y aunque el mate no estaba entre las cosas esenciales a llevar, iniciamos el recorrido. Samuel y Rebecca llegaron desde Londres hace poco más de dos semanas a Buenos Aires como parte de un programa de intercambio laboral y cultural. Ambos trabajan como asistentes de lengua extranjera en dos universidades porteñas, y los horarios y el poco tiempo de adaptación que llevan aquí, impidieron que salgan a hacer el recorrido “obligatorio” de los turistas en la ciudad.
Nos encontramos en la parada de la línea 103 y en el camino comentaron que tenían ganas de conocer la Reserva Ecológica, un área verde de 360 hectáreas un tanto abandonada ubicada en la costanera sur. Llegar y ver el río seco ya los desilusionó, y la ausencia de los animales que se prometen en la puerta de entrada, también. Continuamos, ya fuera de la reserva, por la costanera en sí, y algo que los sorprendió fue la gran cantidad de artesanos, que vendían, y muy bien, sus productos.
Ya finalizando la tarde, y también el recorrido, Sam y Becca se encontraron con el majestuoso Puente de la Mujer, rodeado de esas construcciones de lujo, en su mayoría hoteles de máxima categoría, que distan bastante de aquellas ubicadas del no tan exclusivo barrio vecino: la villa 31 y la bautizada “Rodrigo Bueno”. La explicación en inglés de cómo dos clases sociales tan distintas viven a pocas cuadras, fue ardua pero nuestros amigos lograron entender otra de las cosas que sólo pasan en Argentina.
P.M
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